jueves, 4 de octubre de 2012

21 de Diciembre, la cuenta regresiva


Desde hace un tiempo circula el hecho del fin de una era al finalizar el año 2012. Pero, ¿qué dicen exactamente los mayas? ¿cómo se sabe con tanta precisión que se refiere a una fecha concreta? ¿cuál es su significado y su importancia? Y sobre todo, ¿qué significa para nosotros, para nuestra cultura, para nuestro conocimiento, su mensaje?
Todas son preguntas que nos interesan.
La primera es sobre ellos mismos, los mayas, cuya civilización está plagada de elementos sorprendentes: construyeron imponentes ciudades, hoy muchas de ellas las podemos admirar; fueron los más avanzados de su época en astronomía, consiguieron medir el tiempo, desarrollar un sistema matemático coherente y una compleja escritura jeroglífica, además de una tecnología agrícola avanzada.
Todos estos factores han llevado a miles de personas a estudiar a fondo la cultura maya: la exactitud de sus calendarios, el cálculo preciso de acontecimientos celestes pasados y futuros, unidos a una cosmogonía en la que el tiempo se concibe circularmente, como ciclos que surgen y se destruyen. Sin embargo, el hecho del fin de un ciclo dentro del calendario maya, que coincide con la fecha del 21 de diciembre de 2012, ha causado, en los últimos años, una gran expectación.
El fin de un ciclo, está inscrito en dos piedras grabadas hace más de 1300 años, en el siglo VII d.C. Ambas se han encontrado a poca distancia entre sí, en el estado de Tabasco. Un pequeño ladrillo hallado en Comalcalco y el llamado Monumento 6 de Tortuguero. Su mensaje es breve. Una vez que se cumpla el décimo tercer B’ak’tun, coincidente con el 21 de diciembre de 2012, descenderá del cielo un Dios, conocido como Bolon Yokte’ K’u —o “Señor de la Luz”-, y se completará un ciclo de 5,125 años.

La concepción del tiempo para los mayas era muy diferente de la nuestra. Para ellos el tiempo no era algo abstracto, fue concebido como el cambio cósico producido por el movimiento de un ser sagrado, el Sol, el cual se convirtió en el eje de su cosmovisión. Por el movimiento circular del Sol, que determinaba los cambios en la tierra (día, noche, estaciones…), el tiempo se concibió como movimiento cíclico.
De aquí la importancia de sus calendarios, que además permitían a sus gobernantes poderse legitimar vinculando su vida y actos con complejas narraciones simbólicas, acontecimientos futuros o pasados y dioses y gobernantes nacidos antes.
El sistema calendárico maya se basa en dos cuentas, la larga, cuyo día cero, correspondiente a 13.0.0.0.0. (4 Ajaw 8 Kumk’u), equivale para nosotros con el 13 de agosto de 3114 a.C. (fecha gregoriana). Luego medían a través de unidades como el Bak’tun, que representa alrededor de 400 años. Cada ciclo concluía al cumplirse un Bak’tun, que suman 5200 años mayas o 5125 en el calendario gregoriano. Además tenían el calendario de cuenta corta, que integraba el solar y el ritual y partía del mismo día, pero dada su duración (el primero de 365 días y el otro de 260 días), se desfasaban volviendo a coincidir cada 52 años. Como ruedas dentadas girando, estos ciclos se integraban mecánica y simétricamente dentro del cómputo lineal de la cuenta larga.
Por esta razón, y de acuerdo con el calendario maya, se puede decir que los mayas jamás mencionaron que se vaya a acabar el mundo ni el tiempo, como prueban, por ejemplo, sus textos sobre fechas posteriores a 2012. En el Templo de las Inscripciones de Palenque se mencionan fechas que ocurrirán más de dos mil años después, es decir, en 4772, de acuerdo con los epigrafistas.
De hecho, la única profecía maya de la que se tiene conocimiento, que pasó, por cierto, sin mayor crédito, fue escrita en el Chilam Balam y anunciaba el fin del mundo para el año 1887 d.C. Ahora bien, la aritmética del calendario maya sí constata algo. La terminación del décimo tercer Bak’tun marca el fin de un periodo y el inicio de otro, así hasta completar 20 baktunes que formarán un Pik´tun.
Ésta es la respuesta. El inicio de una nueva era. Lo demás, se puede atribuir a rumores y leyendas acerca del “fin del mundo” en 2012.

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